miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿Cómo se clasifica la enfermedad? Parte I

La clasificación de la enfermedad depende de la vía de entrada de las esporas al cuerpo humano. 
 Se reconocen cuatro formas:
        
1. Carbunco cutáneo: Cuando las esporas de ántrax penetran la piel, por lo general a través de una herida o un rasguño, la persona puede desarrollar ántrax cutáneo. Esto puede ocurrir cuando una persona manipula animales infectados o productos de origen animal contaminados, como lana, piel o pelo. El ántrax cutáneo afecta más comúnmente el área de la cabeza, el cuello, el antebrazo y las manos. Ataca la piel y el tejido alrededor de la zona infectada.
El ántrax cutáneo es la forma más común de infección por ántrax (95%) y se considera también la forma menos peligrosa. Sin tratamiento, hasta el 20% de las personas con ántrax cutáneo corren riesgo de muerte. No obstante, con el tratamiento adecuado, prácticamente todos los pacientes con ántrax cutáneo sobreviven.
 La lesión cutánea inicial se desarrolla en el sitio de inoculación de las esporas, Después de un período de incubación variable de dos a cinco días aparece una pápula o “grano pruriginoso”  que se ha descrito como semejante al piquete de un mosquito, y rápidamente progresa formándose la vesícula. En otros casos se ha observado alrededor de la pápula un anillo de vesiculillas que miden de 0.5 a 1cm de diámetro. En las siguientes 24 a 48 horas, la vesícula crece y las vesiculillas periféricas hacen confluentes para formar una vesícula más grande, esta lesión suele estar rodeada de un halo eritematoso discreto y de una zona de hinchazón no depresible. Al comienzo el fluido vesicular es seroso o serosanguinolento, más tarde es más oscuro y/o hemorrágico. La vesícula se rompe y deja un cráter epidérmico ulcerado de borde nítido y la base recubierta por un coágulo necrótico hemorrágico  que luego se transforma en escara deprimida negra y adherente que mide de 1 a 3cm de diámetro. Un dato clínicamente significativo es la ausencia de dolor. Las manifestaciones sistemáticas suelen ser leves: febrí- cula de 37.2° a 38.3°C, malestar y linfadenopatía satélite regional. Alrededor del décimo día la escara se reblandece y se separa de la piel, se arruga y finalmente se fragmenta y cae, aunque ocasionalmente la escara permanece firmemente unida hasta por tres o cuatro semanas, la curación espontánea se realiza por tejido de granulación y cicatrización residual.
El carbunco maligno se ha caracterizado por edema extenso con acartonamiento cutáneo y a veces, se producen bulas con ataque al estado general. Las lesiones faciales periorbitarias, las del cuello y/o del tórax superior pueden producir un edema comprensivo que a veces resulta en dificultad para respirar por presión sobre la tráquea y las estructuras mediastinales.


 2. Carbunco pulmonar: Las personas que trabajan en lugares como plantas procesadoras de lana, mataderos y curtiembres pueden inhalar las esporas cuando están en contacto con animales infectados o productos de origen animal que provienen de animales infectados. 


El ántrax pulmonar se considera el tipo más letal de ántrax. Sin tratamiento, solo alrededor del 10 al 15% de los pacientes con ántrax pulmonar sobreviven. Sin embargo, con un tratamiento agresivo, aproximadamente el 55% de los pacientes sobrevive.

Esta forma clínica comienza cuando las esporas presentes en las partículas menores de 5µm penetran a los alvéolos pulmonares, generando una toxiinfección que afecta los pulmones y se propaga primero a los nodos peribronquiales y mediastinales y más tarde, al torrente sanguíneo y a las meninges. El período de incubación del ántrax pulmonar se ha estimado en diez días, aunque el inicio del cuadro clínico puede retardarse hasta seis semanas.
Puede dividirse el curso clínico en dos fases: 
a) Después de un período de incubación variable de uno a cinco días se desarrolla un cuadro insidioso con febrícula, cefalea, malestar general, mialgias, astenia, tos no productiva y ocasionalmente se ha descrito sensación de opresión precordial. En la exploración física se ha encontrado febrícula de 38°C, y estertores crepitantes a la auscultación. Esta fase temprana dura de dos a cuatro días y suele haber mejoría temporal, aunque prácticamente sea indistinguible de otras infecciones respiratorias agudas. 
b) La fase de toxidad aguda bacterémica se manifiesta explosivamente por dificultad para respirar, cianosis, sudoración profusa y signos de ataque al estado general, acompañado o no de hinchazón subcutánea y mediastinal, que a su vez producen compresión traqueal extrínseca con estridor. A la exploración, el pulso y la frecuencia respiratoria están acelerados, con temperatura de 38.9°C o más y signos de condensación pulmonar o derrame pleural. El dato radiológico de mayor valor diagnóstico es la adenomegalia bilateral con ensanchamiento mediastinal.
El diagnóstico temprano del ántrax por inhalación es difícil y cuando se hace tardíamente la muerte es casi inevitable cursando con una letalidad cercana al 90-100% de los sujetos afectados. En el estudio post morten se ha demostrado la existencia de un edema alveolar extenso, con microhemorragias y muy escaso infiltrado inflamatorio, posiblemente en la puerta de entrada de la infección, además de hemorragias submucosas de la tráquea y los bronquios y necrosis de los nodos linfáticos peribronquiales.

 
Tomado de:
1.  Carrada-bravo, T. Ántrax: Diagnóstico, patogenia, prevención y tratamientos Avances recientes y perspectivas. Rev Inst Nal Enf Resp Mex. 2001;14(4): 233-248.
2. Centro Nacional para Epidemias Infecciosas Emergentes y Zoonóticas (NCEZID). [En línea]. Disponible en: http://www.cdc.gov/anthrax/es/index.html [Consultado: 30 Septiembre 2015].

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